Entre Rios, Sunday 31 de May de 2015
* Por Juan Carlos Arralde
 
Si algún amigo de otra provincia que te visita te preguntara cómo anda la educación en Entre Ríos ¿ qué responderías ? Podríamos ayudarte a contestar con algunos datos y reflexiones que pueden sorprenderte. Esa construcción invisible de ladrillos culturales que sólo muestran su resultado de “obra terminada” al cabo de unos cuantos años merece ser analizada desde una mirada despojada del solo crecimiento material.
 
Si por misión de la educación debe entenderse la formación integral del alumno que lo prepare para ser un ciudadano decente comprometido con su realidad y preparado para los desafíos del mundo del trabajo y los estudios superiores, habrá que concluir que la estadística de más y nuevas escuelas, mayor inclusión educativa (mas alumnos en el sistema) y la incorporación del secundario obligatorio no han sido suficientes para cumplir con aquella misión elemental.
 
No se discute que el Gobierno ha volcado muchos mas recursos en educación que otra gestión, auxiliado por la bondadosa “canilla” de los fondos nacionales gracias al férreo vínculo de lealtad que Urribarri tejió con la Presidenta y la bajada de Programas Nacionales de distinta índole para la provincia.- Claro que todo eso ha sido gracias a los aportes del Ministerio de Educación de la Nación (un ministerio de educación sin escuelas), ya que Entre Ríos ha demostrado una orfandad de recursos –tanto materiales como humanos- para concebir una óptima gestión educativa.- En el decenio de mayor crecimiento económico argentino (2003/2013) se ha desperdiciado tiempo y recursos, que de haberse invertido correctamente habrían dejado una escuela más preparada, dinámica y atenta a lo que está sucediendo en el Siglo XXI.
 
Entre Ríos tuvo ingestión de recursos pero también ingestión educativa, porque no ha existido política para educación.- Una estadística de 2011 indicaba que la provincia tenía entonces 119.000 alumnos matriculados de la escuela primaria y 7.900 cargos docentes al frente del aula (sin directivos), lo que arrojaba que teníamos 1 cargo docente cada 15 alumnos, estableciéndose una relación más que apropiada para una educación pública calificada, pero eso nunca logró traducirse en calidad ni eficiencia de la educación.- La agitada bandera de la INCLUSIÓN significó en nuestra provincia una mayor matriculación de alumnos, una variada batería de herramientas para “mantener al chico en la escuela” y una escuela “contenedora” con docentes polifuncionales que son madres y padres, enfermeros, psicólogos, asistentes, consejeros y confidentes…y también maestros en la formación de competencias cada vez más básicas y cada vez más mínimas.- Todo eso con la cabeza puesta en el sueldo que no alcanza a llegar al día 20 y en un cronograma de pagos cada vez mas estirado.- El agotamiento psicofísico, el stress laboral, los escasos estímulos para ejercer la docencia y una suerte de lema de que “se hace lo que se puede”, avalada por la superioridad contribuyó a sacrificar calidad educativa para priorizar las bondades de una ”escuela contenedora”.
 
También lo de los “mayores recursos” merece un capítulo aparte en lo referente a la distribución.- No existen excusas para justificar las vergonzosas partidas de dinero que se autorizan para brindarle desayuno a los niños (a razón de $ 5 por día) o de insumos a las escuelas (de $ 351 al mes, para comprar desde artículos de limpieza hasta cartuchos de tinta para impresoras) enviados con notables atrasos, con certeza notablemente inferiores a lo que gastan funcionarios del C.G.E. cuando se trasladan en masa al interior de la provincia en contingentes de hasta 70 personas, con jugosísimos viáticos que pagan hospedaje, traslados y refrigerios en operativos de “bajada de línea discursivas” en plena campaña electoral para vender los “logros” de una década bondadosa.- A modo de ejemplo el reciente programa llamado “Polos de Reingreso a la Escuela Secundaria” que no significa otra cosa que “escuelas de repetidores” o espacios escolares separados para alumnos repitentes no son sino una prueba brutal de la discriminación, estigmatización y exclusión escolar de los chicos que fracasan… diagramado bajo el lema de la “inclusión, reingreso y permanencia”. Todo muy inclusivo…pero fuera de la escuela. Un desatino pedagógico.
 
Voces autorizadas en la materia destacan que los programas de capacitación gratuita de docentes en servicio, la extensión de jornadas en escuelas y el diseño curricular provincial pueden ser rescatados y objeto de elogios, pero en los dos primeros casos se trata conquistas que se atribuyen a la sostenida lucha gremial docente desde la Carpa Blanca de 1.998 y no tanto a la gestión educativa urribarrista.- Aun así, entre 2007 y 2015 se computa un incremento presupuestario de poco más de 48.000 horas cátedra, lo que significa la creación de mayores cargos docentes para atender a mayor cantidad de alumnos.
 
Los abultados presupuestos que recibe el CGE desde Nación no resultan suficientes para mejorar la calidad de la educación que reciben los alumnos entrerrianos, a lo que hay que sumar las asimetrías notables que existen entre las propias escuelas públicas, no sólo en la excelencia del servicio educativo sino en el entorno del aprendizaje (edificios escolares, mobiliario, recursos, cargos docentes asignados)…lo que conduce sin mayores dudas a admitir que en Entre Ríos hay escuelas ricas para alumnos ricos, y escuelas pobres para alumnos pobres, pero lo peor es que todo eso sucede DENTRO DEL MISMO SISTEMA DE ESCUELAS PÚBLICAS. La línea divisoria ya no es tan intensa entre escuelas públicas versus escuelas privadas…sino dentro de las mismas escuelas públicas.- La discriminación y exclusión están dentro de la misma escuela. Del presupuesto para Educación un 97,6% se destina al pago de sueldos y sólo un 2,4% al sostén material del sistema educativo, entre insumos, mobiliario, reformas edilicias y demás.- El mismo presupuesto de 2015 contempla 26.072 cargos docentes (maestros y profesores) y 102 cargos superiores fuera del Escalafón General, es decir, funcionarios públicos del CGE, con funciones, mayor responsabilidad y por supuesto un mayor salario, pero a todo ello se le suman ¡¡¡ 5.560 agentes estatales afectados a Educación, ya sean empleados administrativos o de otra índole !!! De este número, 540 empleados pertenecen a la UADER, cuyos alumnos todavía luchan por el reconocimiento nacional de sus títulos o por algo tan básico como un edificio propio y asientos en sus aulas. Existe una evidente y exagerada desproporción en la asignación de recursos humanos para atender al CGE sólo compatible con un abuso discrecional de los recursos públicos para la contratación de militantes, dirigentes o favorecedores a sueldo del modelo, que se asemeja a un Estado dentro de otro Estado.
 
El Gobierno difunde como propias acciones que no le pertenecen y que sólo han sido posibles por los recursos que le gira la Nación: el Plan “Conectar Igualdad” de netbooks para todos es solventado con el dinero que pertenece a los jubilados nacionales de ANSeS; los numerosos, variados y accesibles Programas de Capacitación son generados desde el Ministerio de Educación de la Nación mientras nuestro CGE exhibe una total ausencia de transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos, con rendimientos de dudosa seriedad y “digitación” en la asignación de los cargos, concursos, puestos y coordinaciones.- Valga el ejemplo del desvío de fondos que hace el CGE al pagar haberes menores al fijado en la paritaria salarial a los profesores que toman horas cátedra en el “Plan de Mejora Institucional de la Escuela Secundaria” (PMI) de apoyo para chicos con dificultades de aprendizaje u otros en su trayectoria escolar, afectando no sólo la propia dignidad del educador sino la continuidad del docente y del propio programa que repercute negativamente en los resultados del plan.
 
En ninguna cabeza cabe que el gobierno justicialista que culmina en diciembre no haya podido resolver definitivamente el conflicto docente. Jamás una gestión de gobierno ha administrado los recursos públicos que el de Urribarri..y sin embargo los reclamos y las deudas pendientes con los docentes siguen intactas como si se tratara de comienzos de siglo. La construcción de nuevas escuelas, el programa de becas del INAUBEPRO (que solventan los profesionales entrerrianos con el 2% de su facturación mensual de honorarios) y el incremento de la matrícula escolar de la escuela secundaria asemeja a la escena de un colectivo lleno de funcionarios felices agitando banderas, visitando ciudades y festejando los logros del gobierno, al que los docentes ven pasar haciendo dedo en la ruta con la angustia de tener que convivir con salarios carcomidos por la inflación, aulas saturadas de alumnos, falta de cargos docentes, demasiada violencia escolar y acumulación de malas condiciones de trabajo.- A todo eso debe sumarse el hecho objetivo del recorte en un punto que ha sufrido el Presupuesto Educativo para 2015 y esa caída refleja una tendencia negativa en el flujo de recursos hacia este sector crítico del Estado. Voces gremiales han denunciado que en el año 2008 el presupuesto provincial destinaba casi un 20 % de sus fondos para financiar el CGE. Entre el primer presupuesto que Urribarri ejecutó en 2008 y el último que ejecutará en 2015, el recorte presupuestario escala al 3 % de la participación del CGE en el presupuesto provincial. ¿Hacia dónde se va ese dinero que se le quita a la educación?
 
El lector ha de pensar que el balance es enteramente negativo. No lo es si sólo computamos los ladrillos que el Estado ha volcado en la construcción y reparación de escuelas, pero el aplazo es inexorable si el egreso exhibe jóvenes con notables dificultades en lecto-escritura, mal preparados para la Universidad y con escasas competencias para obtener su primer empleo.- Claro que es probable que no haya aplazo porque eso sería “estigmatizar” una gestión y ya aparecerán nuevas herramientas para mantenerse “dentro del sistema”. Todo muy Nac & Pop.
 
 
 
* Ex senador provincial por San Salvador (UCR)