Nacional, Sunday 29 de May de 2016

Varios nombres de argentinos que figuran en los Panamá Papers con firmas registradas en paraísos fiscales, están vinculados con casos judiciales que involucran escándalos económicos, financieros, asuntos de narcotráfico, venta ilegal de medicamentos o fuga de divisas.

Entre las causas más conocidas -detrás de los nombres de varios de los involucrados en los documentos revelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación-, aparecen el escándalo con el empresario Lázaro Báez, el triple crimen por tráfico de efedrina, el caso de corrupción que se destapó en España con el gobernante Partido Popular, el envío de cocaína desde Argentina a ese país y otro a África, el megacanje de la deuda externa que llevó adelante el ex ministro de Economía Domingo Cavallo y el pago de sobresueldos durante el menemismo.

Alberto Fallas, Sebastián Jabbaz, Mariano Rubinowicz, y Alex Fallas, de la financiera Provalor, figuran en los Panamá Papers como accionistas de Hatley Trading Assets Corp., registrada en setiembre de 2009 y todavía activa en Islas Vírgenes, y vinculada con Panamá.

Provalor fue nombrada por Leonardo Fariña, en el caso que se investiga un supuesto lavado de dinero de Lázaro Báez, como una de las siete financieras que usó el empresario para sacar plata al exterior.

El 8 de abril de este año cuando se acogió a la figura del arrepentido, Fariña afirmó que la plata negra se traía en camionetas desde Río Gallegos, una vez concentrada en "La Rosadita", la transportaban a Provalor, Maguitur, Turimar, Cohen, Pasamar, o Forex Cambio.

De acuerdo con la causa judicial, en el cruce de teléfonos, se encontraron por lo menos diez llamadas de Fariña a Provalor.

Los argentinos Virgilio Mayol, Alejandro Schcolnik, Guillermo Garat, y el uruguayo Luis Santiago Giménez Tournier, tienen la empresa Wadebridge Trading Corporation en Islas Vírgenes, que figura como activa desde 2011, y de la cual participa también Juan Domingo Alvarado.

Los cuatro son, igualmente, dueños de Lidmel Internacional, la empresa que en junio de 2009 recibió un millón de euros desde las cuentas suizas del ex tesorero del Partido Popular español Luis Bárcenas.

Todos ellos, investigados por la Justicia argentina, también son socios en Ashborne Finance, también registrada en Islas Vïrgenes, que remitió a Lidmel cerca de 4 millones de euros en 2009, suma similar a la que Bárcenas dice haber enviado a las sociedades uruguayas desde Suiza cuando explotó el caso Gürtel, que puso al descubierto la red de corrupción en el Partido Popular.

Rosana Dri, directora suplente de Valores Negociables S.A., registró en 2011, Saint Benedict Global en Islas Vírgenes, actualmente activa y sin datos en Argentina, en la cual también figuran como accionistas, Sofía y Agustín Fidalgo.

El director de Valores Negociables es Jorge Fidalgo, dueño de Crédito Sur Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo, una de las financieras que se encargaba de cambiarle los cheques a la mayoría de los involucrados en el caso de la mafia de los medicamentos: Sebastián Forza, asesinado; Marcelo Abasto, prófugo de la Justicia; al igual que Ibar Esteban Pérez Corradi; y Néstor Lorenzo, el dueño de la droguería San Javier, actualmente procesado y detenido.

Nicolás Depietri, hermano de Matías, ambos directores de la sociedad de bolsa y financiera Epsilon, tiene junto a María Verónica Pomiro Pittaluga, la empresa Nerval Group, que figura activa desde 2012, en Islas Vírgenes

Los hermanos Depietri están imputados en una causa en que se investigan operaciones por lavado de dinero por u$s 30 millones, y su posible participación en un supuesto pago de coimas para la extensión de la explotación del yacimiento Cerro Dragón de Chubut, proceso que lo tiene el juez federal Rodolfo Canicoba Corral y el fiscal Guillermo Marijuán.

Epsilon es investigada también por la SEC, la comisión nacional de valores de los Estados Unidos, por abrir legajos, aparentemente falsos, para mover millones de dólares desde Argentina hacia Curaçao, en las Antillas holandesas.

Sólo en 2011 fugaron u$s 30 millones, y con un contador aliado realizaron operaciones en nombre de clientes falsos para camuflar a los verdaderos dueños del dinero negro que manejaban y fugar millones sin dejar rastros de a quiénes pertenecía realmente.

Compraban cheques en blanco, los sellaban en nombre de estos clientes -cuya identidad no se conoce aún-, los depositaban en las cuentas bancarias de Epsilon y compraban bonos públicos con agentes de bolsa en Buenos Aires.

Luego vendían esos títulos públicos en Nueva York, siempre a través del mismo operador de bolsa en Wall Street: Morgan, Jackson Investment, creada en Londres.

Todo el dinero cobrado por esos títulos públicos argentinos terminaba depositado en la misma cuenta bancaria en el First Caribbean International Bank, en Curaçao, en las Antillas holandesas, banco que sólo opera en paraísos fiscales.