Goya, Tuesday 21 de March de 2017
 

El verdadero dueño, un personaje de esa ciudad, vive en el lugar hace más de 35 años, pero el jefe comunal Víctor Giraud se la transfirió a uno de sus ediles en carácter de donación. La justicia provincial ya investiga el caso.

El escándalo que desde hace un tiempo se ventila en las oficinas judiciales de Santo Tomé y que es la comidilla de la ciudad de la costa del Uruguay tomó estado público: amparándose en una ordenanza que permite regularizaciones dominiales, el intendente Víctor Giraud (Frente para la Victoria) le donó, en nombre de la Municipalidad, una vivienda ocupada legítimamente por la misma persona desde hace más de 35 años a un concejal de su mismo partido.

Los vecinos salieron en defensa del dueño del lugar y el caso por estas horas se ventila en la Justicia. Giraud hizo la donación al concejal Carlos Alberto Balmaceda, también del FPV, de una céntrica propiedad donde desde hace más de 35 años vive Ceferino José Godoy, más conocido en el lugar como Pajarito, un hombre que vive solo desde hace varias décadas atrás en el lugar.

Balmaceda ya había intentado en el inicio de 2014 sacar del lugar a Pajarito, un hombre con problemas de alcoholismo y al que señalan como un exhibicionista. En aquella oportunidad el concejal se presentó con cuatro obreros municipales haciendo valer su cargo de funcionario público supuestamente a ofrecerle hacer una limpieza del lugar sin cargo alguno, pero después que estuvo adentro le dijo a Godoy que se tenía que ir y dejarle el lugar porque eso era de él.

Godoy, llevado por vecinos, realizó una denuncia por usurpación, lo que generó una causa judicial en la que luego el edil santotomeño fue tiempo más adelante sobreseído.  Pero Balmaceda no se quedaría de brazos cruzados y volvería a la carga por la propiedad ubicada en una zona privilegiada de la ciudad.

Balmaceda llevó así ante la Justicia a un hombre que dice ser su tío, de 77 años, habitante de una zona rural de Santo Tomé y analfabeto, quien dice que la casa era de una hermana suya que, cuando se fue a vivir a Buenos Aires, le dejó la casa a él y que él ahora se la quería dar al sobrino, el concejal del FPV.

Con esa carta en la mano, Víctor Giraud, intendente de Santo Tomé, el 31 de julio de 2015 le donó la propiedad a su concejal asegurando que se trataba de una propiedad de la Municipalidad, algo que contradice abiertamente el documento de noviembre de 2014 que exhibe el edil para reclamar la casa.

Pero ante este segundo intento, que ya incluye una pedido de desalojo en la Justicia para que la propiedad quede en manos de Balmaceda, los vecinos de Pajarito decidieron apoyarlo para que no sea desalojado.

Por un lado, la defensa de Pajarito Godoy aclara que la potestad del intendente está respaldada por una ordenanza que le permite adjudicar solo los terrenos de presunta propiedad de la Municipalidad,  condición que la propiedad en disputa no lo tiene, y por otro lado, porque esa misma norma indica que el inmueble debe ser “adjudicado solamente a sus actuales ocupantes y/o poseedores” y ese en este caso es desde hace 35 años Pajarito Godoy.

Lo cierto es que este intento de Balmaceda de quedarse con la propiedad no ha servido más que para sumar conflictos a una gestión municipal ya de por si devaluada y con fuertes cuestionamientos de parte de la sociedad santotomeña.