Goya, Tuesday 21 de March de 2017

“Todo comenzó pasadas las cuatro y media de la mañana de ese 21 de diciembre de 2016”, relata la madre de uno de los chicos llevados a Goya; “suena el teléfono y mi hijo me dice, no te asustes; la policía nos lleva acá cerquita para algo. Yo no hice nada así que enseguida vuelvo”.

“Sin saber a dónde lo llevaban, sin agua, sin comida, sin poder ir al baño, sin protección cuando tuvo que enfrentarse a un detenido acusado de narcotraficante; fueron algunas de las cosas que le hicieron pasar a mi hijo ese 21 de diciembre, cuando lo levantaron en la costanera policías de Santa Fe”, contó con entereza, sin lágrimas y sin que se le quiebre la voz, una de las madres de los 16 chicos que fueron trasladados a Goya irregularmente por José Moyano, comisario imputado en Corrientes de privación ilegítima de la libertad.

A pedido de los padres entrevistados por www.corrientesaldia.com.ar, se preservan los nombres. Incluso el padre sostiene que, “tenemos miedo por el futuro de nuestro hijo porque lo expusieron a cara descubierta a delincuentes detenidos”.

Y sigue relatando lo sucedido. “Mi hijo me avisa, todo por whatsapp, que se está quedando sin batería; que me comunique con otro de sus amigos que también había sido levantado en la costanera”, pero le insiste, “no te asustes, nos dijeron que es acá cerquita”.

“El primer mensaje del amigo de mi hijo, me preocupa ya que me dice que acababan de pasar Empedrado”, lo que significaba que había salido de la ciudad y el “acá cerquita”, empezaba a transformarse en una mentira de los policías santafesinos. Ninguno de los cuales se dio a conocer en ningún momento.

“El segundo mensaje, cerca de las cinco y media, seis de la mañana ya terminó por inquietarme porque decía que estaban pasando Bella Vista. Y a partir de allí no supimos más nada, explica.

“Entonces tomé la decisión y fui a la comisaria a denunciar lo que estaba pasando. Cuando llegué me pidieron que radique la denuncia en Delitos Complejos, así que fui hasta allá y rápidamente expliqué lo que estaba pasando”, comentó sin quebrarse.

“Recién para las 9 de la mañana empezaron a llegar otros padres, de cuyos hijos no conocían el paradero También habían ido a la policía a radicar una denuncia porque no sabían nada de sus hijos”, dice.

“ESTÁN EN GOYA”

Continúa señalando que, "para las 9 y media más o menos, no recuerdo exactamente, nos informan que los chicos estaban en Goya y que habían sido llevados por la Policía de Santa Fe, en carácter de testigos para participar de allanamientos a viviendas donde presuntamente había narcotraficantes”.

“Cuando me enteré de esto se me paró el corazón y más cuando ya de vuelta en casa, mi hijo me contó que los expusieron sin chalecos antibala y a cara descubierta a las personas que estaban deteniendo, pero los policías, estaban todos protegidos y con las caras cubiertas”, detalla.

“Me pidieron que agarre plata que sacaron de la casa”, me contó tiempo después mi hijo, por lo que el dinero incautado y llevado a Santa Fe llevó también sus huellas. “Todo muy desprolijo, muy aterrador”, indicó.

Al borde quebrarse  esta madre correntina nos confesó que, “aún no puede llorar por lo que le pasó a mi hijo ese día. Volvió a las cuatro y media de la tarde, más o menos en un vehículo de la Policía de Corrientes, y ahí nos enteramos de que el gobernador no quiso que sean trasladados nuevamente en los autos que llegaron desde Santa Fe”, relató.

“EL GOBERNADOR NOS DIO DE COMER

“Sin tomar agua desde las 4 de la mañana, sin comer, sin descansar, sin poder ir al baño; todos nuestros hijos y hablo por todos los padres, sufrieron un calvario en manos de estos policías”, insistió.

“Mi hijo no lo vio al gobernador, pero cuando los llevaron a un hotel se enteró que había estado en Goya y por orden de él, los trasladaron, les dieron de comer, los atendieron y recién después la Policía de Corrientes, los fue dejando uno por uno en sus casas”, aseguró esta madre que vivió en carne propia una historia de terror y que tuvo como protagonistas a su hijo, amigos de sus hijos y otros doce jóvenes.

Al calvario vivido se lo provocó el comisario santafesino; José Moyano y los hombres que trajo a violentar “nuestra vida y dejar una huella terrible en nuestros hijos para siempre”.

Finalmente el padre se sienta; estuvo toda la charla parada al lado de la mesa; como vigilando, expectante, midiendo cada palabra que decía. “Quiero que termine esta pesadilla, pero también quiero que alguien pague lo que nos hicieron pasar”, se corta y se vuelve a parar. “Y siento mucha bronca cuando inculpan al gobernador. Solo él en esos momentos se preocupó por los chicos y los trajo de vuelta a casa”.