Goya, Tuesday 20 de March de 2018

El obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecín, en la solemnidad de San José presidió la Eucaristía en el Hogar de Ancianos de Goya en el día de su patrono.

Animó a la feligresía a ser “obedientes a Dios” porque “el que respeta la Ley de Dios nunca provocará daños a alguien ni va atentar contra la vida humanas”.

El obispo anualmente este día comparte con los “abuelos” del Hogar San José de Goya. La jornada festiva se inició temprano con la actuación de la Banda Militar de Música “Puerto Argentino” del Batallón de Ingenieros de Monte 12 quienes llegaron caminando hasta el lugar ejecutando los sones de marchas patrióticas, luego de la misa que contó con la participación de la comisión directiva de los “Amigos del Hogar de Ancianos” que preside Horacio Acosta y con la totalidad del personal cuya directora es Araceli Ortiz, el prelado, compartió un almuerzo comunitario.

Al destacar la solemnidad, monseñor Adolfo Canecín dijo que “al celebrar la fiesta de un santo, como también celebrar a la Virgen María y a San José, es celebrar la obra de Dios en ellos” porque “Dios es maravilloso y hace maravillas cuando los seres humanos les permitimos”, dijo al iniciar su predicación.

Recordó su llegada a la Diócesis de Goya el 25 de marzo de 2.015 y ese dia dijo una frase que se internalizó en el seno de la feligresía goyana: “Cuando Dios y el hombre se ponen de acuerdo, ocurren maravillas” y explicó que “ponerse de acuerdo con Dios es creer en El” y, asi destacó a San José que “pensaba retirarse en secreto” porque “de momentos la mujer que estaba comprometida con él se encontraba esperando un bebé y, como no quería que se cumpla le Ley Judía que era apedrear hasta la muerte a una mujer en esas circunstancias, San José se retiró discretamente porque amaba a Dios y a su comprometida María”.

Recalcó esa actitud del padre adoptivo de Jesús al señalar “José dio crédito a lo que Dios les dijo en sueños. Hoy en día, vemos a la distancia en el tiempo, pero, si nosotros estuviésemos en lugar de él nos costaría aceptar esa situación”.

El obispo destacó luego “la grandeza” de San José que “como hijo de Abraham, el padre de la fe, a través de su fe se cumple la profecía de Dios que iba a enviar en el tiempo oportuno a su Hijo”.

“María y José son la puerta de entrada de Dios en el tiempo” subrayó monseñor Adolfo Canecín.

Más adelante recalcó: “¡Qué maravilla! El Hijo de Dios hecho hombre y que maravilla es saber que María y José hicieron viable la entrada de Dios en la historia”.

Preguntó: “¿Qué le podemos pedir hoy a San José?” y respondió “como cristianos tenemos que pedir la misma capacidad que Dios les regaló a él, que es la capacidad que da la fe, creerle a Dios lo que nos dice en su palabra” porque “para Dios nada es imposible”.

“La gran invitación para cada uno de nosotros es a la manera de San José ponernos de acuerdo con Dios” enfatizó.

OBEDIENCIA

Al hacer referencia al pasaje del Evangelio que dice: “Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado” dijo que “¡Qué maravilla es contemplar este versículo!” y parafraseando al Papa Francisco remarco “Dios nos primerea y es El él que toma la iniciativa. José en silencio realizó el gesto de obediencia, no dijo ninguna palabra y, esa es la invitación para cada uno de nosotros, empezando por mí que soy Obispo, es obedecer a Dios” porque “Él es nuestro Padre y nos creó para la felicidad porque quiere nuestro bien”.

“Mis hermanos los invito a ser obedientes –dijo- al decálogo que son los diez mandamientos que son para nuestro bien. Si nosotros cumpliéramos y creyéramos no tendríamos problemas en el mundo, ni en Argentina, Goya o en nuestras familias” y aclaró “no necesitaríamos tanta legislación ni tanto servicio judicial o policial” porque que el que “respeta la Ley de Dios nunca provocará daños a alguien, nunca va atentar contra la vida humana, ni tomar lo ajeno o destruir la naturaleza”.

“La Ley de Dios se sintetiza en el amor a Dios como Padre y a los hombres como hermanos” y recordó la expresión de San Agustín: “Ama y hace lo que quieras”.

Pidió luego la intercesión de San José para que “Dios nos regale, la gracia de crecer en la fe, ser obedientes a lo que el Señor quiso y quiere para cada uno de nosotros” y revelo que diariamente dice a Dios: “Señor, dame la gracia de sintonizar con vos, como hombre, como cristiano, como cura y como obispo” y animo a “que cada uno pueda aplicar en sus propias vidas esta reflexión, contemplando a San José: ser testigos de un Dios maravilloso”.

“Obedecer a Dios nos hace libres, porque, nos acerca a la verdad y nos procura una vida santa. Obedezcamos siempre a Dios, y así siempre vamos a defender la vida” remarcó.

HUMILDAD

A manera de oración concluyó su homilía pidiendo “la humildad de San José” porque tenemos que pedir a “enséñanos José: como se es ´no protagonista´, como se avanza sin pisotear; como se colabora sin imponerse, como se ama sin reclamar”.

Añadió “Dinos José, como se vive, siendo ´número dos´, como se hacen cosas fenomenales desde un segundo puesto” y concluyo: “Explícanos Jesús, como se es grande sin exhibirse, cómo se lucha sin aplauso; cómo se avanza, sin publicidad, como se persevera y se muere sin esperar un homenaje”.