Internacional, Saturday 29 de September de 2018

El caso conmociona a Escocia. La madre reveló el caso ocurrido en 2014 e inició una campaña para cambiar la ley de su país.

En una cabina de radio, Laura Gallazzi dice cada palabra con un tono tranquilo, casi dulce. La afectuosa voz acompaña las delicadas caricias que da a un peluche azul que sostiene en sus brazos y que guarda un misterio que ese día decidió revelar. Todo la tranquilidad del lugar, sin embargo, contrasta con lo que relata: el momento en que, por error, una médica decapitó a su bebé en pleno parto.

Todo ocurrió en el 2014, pero es ahora que decidió revivir aquella tragedia en que la que perdió a Steven, el nombre que había elegido para su bebé, y enfrentar así una legislación que niega la posibilidad de darle una identidad al pequeño.

Frase a frase de su historia salió por las antenas de la BBC Radio Scotland el miércoles pasado, conmocionó a Escocia, luego a todo el Reino Unido, y de portal en portal, de red social en red, se dio a conocer en muchos otros países.

Para aquel entonces, Laura tenía poco más de 25 semanas de embarazo cuando rompió bolsa. En el Hospital Ninewells, en Dundee, en el este de Escocia, los médicos prepararon todo para un parto prematuro. "Me dijeron que mi bebé estaba bien", explicó la mujer a la BBC.

Con la intención de desarrollar los pulmones de Steven, los médicos administraron una inyección. Primero estuvo en la unidad de cuidado especial del bebé. 48 horas después, la trasladaron a la sala de partos. Todo hasta ese momento parecía normal. En palabras de Laura, "no fue nada importante, nada de qué preocuparse".

Sin embargo, de un momento a otro los acontecimientos dieron un giro inesperado. Mientras estaba en el baño de su habitación en el hospital notó que el cordón umbilical salía de su interior. Llamó a gritos a las enfermeras y fue trasladada de emergencia a una sala para provocar el nacimiento de Steven. Fue allí donde sobrevino la tragedia.

Al principio, la mujer sintió tranquilidad de estar en el "lugar correcto". Sin embargo, ya acostada, las cosas cambiaron. "La doctora dijo 'empuja', pero estaba pensando que no, 'no estoy en el parto, no siento que deba presionar'", dijo Laura.

La doctora le insistió que pujara. Una lluvia de pensamientos y temores recorrieron su mente. "Me habían dicho que sería una cesárea... no tengo trabajos de parto", pensó. "¡Puja! ¡Puja!", se repitió el mandato. "Algo no está bien", concluyó en ese instante.

Hasta que llegó el sonido que jamás olvidará. "Sentí un estallido. ¿Qué había sido eso? Y no sentí nada entre mis piernas, así que pensé que lo había hecho. Lo hice. Mi hijo está aquí. No lo sentí llorar pero no estaba preocupada por eso porque sabía que era muy pequeño". No obstante, "luego la habitación se volvió un caos" y la durmieron.

Despertó en una habitación. Una enfermera le informó el desenlace, pero sin detalles: "Steven murió". "Me sentí muy perturbada. Me desmayé", recordó. Más tarde la visitó la ginecóloga que dirigió el parto, Vishnavy Laxman.

Laura aún no sabía cómo murió Steven, por lo que cuando la doctora le pidió disculpas "tomé su mano y le dije que la perdonaba". "No tenía idea de lo que me iban a contar más adelante".

Una tercera visita le reveló lo sucedido. Un doctor se paró al pie de su cama y le dijo que su bebé "había sido decapitado durante el parto". Pero eso no era todo: la cabeza de Steven aún estaba dentro de ella y debían practicarle otra operación.

Después, otro médico unió las partes del pequeño y le permitió a Laura pasar un tiempo con él. "No pude abrazarlo bien, pero pude mirarlo, besarlo y olerlo".

Semanas más tarde, cuando se suponía que el bebé debía haber nacido, Laura compró un osito de peluche azul y puso las cenizas de Steven en su interior. "Solo para poder abrazarlo. Es la segunda mejor opción", señaló al medio británico.

La decisión de la Justicia

El caso pasó a la justicia. A comienzos de año, un tribunal médico dictaminó que la decisión de la ginecóloga de intentar un parto vaginal en lugar de una cesárea fue equivocada. La investigación reveló que Laxman ese día había realizado un turno de 24 horas cuando la llamaron para asistir a Laura.

Tras las pericias, otro tribunal consideró que la médica estaba en condiciones de volver a trabajar, aunque ya no es empleada del Servicio Nacional de Salud de Tayside de Escocia.

"La investigación duró cerca de dos años y medio. Volvieron, me sentaron en una habitación y me dijeron que, como mi hijo no respiraba, no era una persona jurídica en Escocia. Mi hijo no existe", lamentó Laura.

Según la BBC, la decisión de la Oficina de la Corona -el ente investigador de los delitos en Escocia- implica que no se puede llevar a cabo ninguna investigación criminal o de accidente fatal relacionada con la muerte de Steven.

Por esta razón, Laura lucha para cambiar la ley escocesa y poder darles una identidad legal a los bebés que nacen muertos. "Solo estoy tratando de obtener la mayor cantidad de firmas posible para que esta ley sea tenida en cuenta", sostuvo.