Nacional, Sunday 8 de August de 2021
Las frases y dichos que vamos adquiriendo son la base de lo que más tarde o temprano se materializará en nuestra vida. ¿Cómo sabe uno lo que tiene en su mente?
Las palabras abren espacios emocionales e imágenes. No se puede pensar sin palabras. Cuando cambiamos las palabras, cambiamos el estado de ánimo. Y cuando cambia nuestro estado emocional, cambia la biología. Por eso es importante aprender a escucharnos y preguntarnos “¿qué frases repetimos diariamente?”, ya que ellas impactarán en nuestros resultados así como la manifestación de nuestros estados emocionales.
Cuando somos niños aprendemos a comunicarnos a través de un lenguaje gestual, luego aparece el pensamiento y el idioma. Las frases y dichos que vamos adquiriendo son la base de lo que más tarde o temprano se materializará en nuestra vida. La mente está repleta de creencias, estructuras mentales, paradigmas y mitos, que nos dicen qué es y qué no es real, qué puedo lograr y qué no.
Ya hemos escuchado “cambia tu mente y cambiará tu mundo”, pero ¿cómo se modifican las programaciones mentales? Y, ¿cómo sabe uno lo que tiene en su mente? Es simple, se trata de aprender a escucharnos cuando hablamos. Podemos ver algunos ejemplos dentro del ámbito laboral:
Si digo que “estoy tirando CV por todos lados”, estoy diciendo que nadie va a contratarme porque yo tiro los currículums.
 Si digo “no me sale ningún trabajo”, estoy manifestando que el trabajo está pero yo me estoy saliendo.
O si digo “tiene que salir algún trabajo” yo le estoy dando la orden al trabajo para que se salga.
Lo mismo ocurre cuando alguien quiere cambiar su automóvil; automáticamente atraerá situaciones que invitaran a que su auto esté en reparación constante “pues cambiar es justamente lo que hacemos cuando algo se rompe”, diferente sería decir quiero comprar un auto nuevo.
¿Cómo llegar a nuestros objetivos utilizando las palabras correctas?
No hay palabras buenas o malas, las palabras son un mapa que nos ayuda a gestionar nuestras emociones y nos invitan a hacer acciones para llegar al resultado que estamos diciendo. La clave está en OÍR. El oír te lleva al ir (movimiento), los verbos de uso habitual son espejo de mi mente y puedo tener una mente enfocada en la carencia y necesidad o por el contrario, una mente próspera capaz de concretar sus objetivos.
Aprender a ESCUCHARNOS mientras HABLAMOS genera nuevas redes neuronales y literalmente el cerebro se ilumina, ya que ambos hemisferios están encendidos y eso nos hace más inteligentes. Se produce una iluminación, y si enciendes tu cerebro, enciendes tu mente. Aprender a hablar nos ayudará a generar nuevas confecciones y eso generará ideas potenciales que nos llevarán a concretar la meta.
¿Cómo me libero de las frustraciones?
La frustración viene de seguir haciendo lo mismo esperando resultados diferentes. La frustración nace por emociones de impotencia y angustia que produce el equivocarnos pero tenemos que recordar que nuestras emociones son espejo de nuestra mente. Quizás cambiamos cosas externas pensando que así “el resultado será otro”, y el problema es que el origen de todo resultado está en que mente hace esas acciones.
Si eliges hablar desde otro lugar, pensar qué dices y escucharte, poco a poco notaras que te sales del circuito automático y te sentirás cada vez mejor. Es importante resaltar que el cerebro tarda tres meses consecutivos en generar una red neuronal nueva, por lo cual el hábito diario deberá mínimamente durar tres meses para que veas resultados.
Por Natalia Barrera