Nacional, Monday 30 de August de 2021
Uno es dejar atrás la debacle económica es a través de las instituciones. Otro es el modelo que propone anclar nuestra moneda a un conjunto de monedas latinas. Y el tercero, la dolarización.
La caída dramática del salario real, ubicado en los más bajos de Latinoamérica, sumado a un nuevo piso de inflación estructural del 40% solo refuerzan la idea que a partir una nueva gestión política Argentina deberá volver a transitar un nuevo camino de estabilización.
1) Independencia al Banco Central
Hay economistas que sostienen que el camino para dejar atrás la debacle económica es a través de las instituciones. La reformulación de la carta orgánica del Banco Central sería el camino elegido para aquellos menos reformistas e idealistas.
Sin embargo, la poca credibilidad de nuestras instituciones, en especial, la del Banco Central se evidencia en números: desde 2001 hemos tenido 13 presidentes, cada mandato en teoría debe durar 6 años a partir de su designación por el Poder ejecutivo con acuerdo del Senado de la Nación, aunque pueden ser reelectos.
A excepción del caso de Martín Redrado, que duró en su cargo de máxima autoridad desde el 24 de septiembre de 2004 al 22 de enero de 2010, y de Ernesto Bosch, quien presidió desde el 31 de mayo de 1935 al 18 de septiembre de 1945, el resto de los presidentes no cumplieron su mandato y una mayoría no alcanzó a cumplir ni siquiera 2 años, es decir un tercio de su ciclo.
Por lo tanto, desde 1935 hemos tenido 62 presidentes cuando en teoría si se hubiera respetado el artículo 7 de la ley orgánica del BCRA 21.144, deberíamos haber tenido menos de 15 presidentes. ¿Por qué cambiaría la tendencia esta vez?
2) Canasta de monedas latinas
Se trata de una opción que se evaluó hace dos décadas atrás con la salida de la convertibilidad. Este modelo propone anclar nuestra moneda a un conjunto de monedas latinas, estableciendo una paridad cambiaria contra ella. En este régimen cambiario, se debería establecer la composición de la canasta de monedas, ponderándolas en base a una evaluación comercial de las economías y demás comparaciones entre estructuras productivas, tamaño de PBI, entre varias más. Una composición posible: real, peso chileno, uruguayo, soles peruanos y el peso colombiano, principalmente.
Para traducir este tecnicismo con un Ejemplo: $100 pesos argentinos equivalen a $20 (canasta) y el peso se devaluaría o revalorizaría al ritmo de la canasta de monedas. La ventaja es que en última instancia, no se pierde la capacidad de hacer política monetaria, es decir, se pueden imprimir pesos o regular la tasa de interés ante cambios dramáticos en las condiciones macroeconómicas.
Pero se limita la decisión independiente del Banco Central de tener un tipo de cambio flotante o interviniendo ante necesidades puntuales. Las desventajas: muy difícilmente se baje la inflación rápidamente ya que a pesar de que las monedas mencionadas resultan ser más estables que nuestro peso y sufren menores fluctuaciones, todas están condicionadas por shocks externos y cambios en las condiciones internacionales. Esto se traduce en que el ancla que se utilizaría está expuesto a cambios abruptos.
Un ejemplo: el 31/12/2019 prepandemia el real valía $4.019 por cada dólar americano mientras que el 30/03/20, es decir 3 meses después $5.19 por cada dólar, es decir, sufrió una devaluación del 29%. Recordemos que las devaluaciones en argentina se traducen en inflación debido en mayor medida a que no tenemos moneda y la inercia inflacionaria es muy fuerte.
China utiliza como herramienta de referencia en su política monetaria una canasta de monedas para fijar el tipo de cambio del yuan o renminbi, que resulta ser la moneda de curso legal del país. A pesar de que no existe información precisa de su composición de la canasta y todas las decisiones que toma su Banco Central para hacer política monetaria, el dólar americano, euro, la libra y el yen forman parte del conjunto de monedas de referencia.
Sin embargo, lo más desafiante y preocupante del programa se vincula a la credibilidad que pueda generar el BCRA para sostener la convertibilidad cambiaria, evitando financiar el gasto con emisión monetaria y por ende, rompiendo la credibilidad de la política monetaria. Siempre está la posibilidad de las autoridades monetarias de manipular los ponderadores de la canasta de monedas, intentando “modificar” el tipo de cambio nominal. Además, recordemos que en este escenario, se limitan los instrumentos monetarios y la inflación estructural de piso del 40% si no se resuelve rápidamente puede ser un problema. Finalmente, este modelo monetario no resolvería el bimonetarismo en el corto plazo, donde el argentino seguiría confiando en el dólar americano como reserva de valor.
3) Dolarización
Los lectores de mis artículos saben que propongo la dolarización como camino para estabilizar la economía argentina. En esta reforma monetaria, a diferencia de la convertibilidad no se convive con una paridad 1 peso 1 dólar, sino que la única divisa es el dólar. Durante la convertibilidad, siguió existiendo un Banco Central con todas las potestades para hacer política monetaria, es decir, por ejemplo tener la capacidad de emitir.
En la dolarización no existe la emisión monetaria porque el Banco Central no puede emitir dólares. Es decir, la credibilidad que generaría respecto a las otras dos propuestas monetarias será muchísimo mayor ya que el BCRA empieza a cumplir otro tipo de funciones de regulación, contralor, agente depositario, pero no de emisor de moneda nacional. La dolarización es un nuevo punto de partida monetario, algo que requiere la economía argentina para salir del desastre inflacionario con el que convivimos.
Gentileza: Expansión
Entre las desventajas: se pierde la independencia de hacer política monetaria y ante shocks internos o externos no se cuenta con un prestamista de última instancia. Tampoco se recauda vía señoreaje.
Ventajas: caída dramática de la inflación en pocos meses y el salario real se fortalece a partir de que no hay más devaluación cambiaria. Ecuador, que se encuentra dolarizada tiene uno de los salarios mínimos reales más altos de América latina. Se genera acceso al crédito de corto mediano y largo plazo vía una reconstrucción de los mercados de capitales locales. Recordemos que en la actualidad el BCRA tiene $4 billones esterilizados y hay alrededor de US$ 400 mil millones en activos en el exterior de argentinos, que simplemente no se utilizan para crédito o inversión en la economía real. La dolarización posiblemente capitalice estas bondades que están inutilizadas en nuestro país. También, se sale del mayor problema estructural que tiene la economía argentina, el bimonetarismo.
Para concluir, hemos analizado únicamente algunos instrumentos en el frente monetario para estabilizar la macroeconomía argentina. Sin embargo, resulta fundamental entender que una reforma monetaria, tan necesaria, debe venir indefectiblemente acompañada de otros cambios profundos en materia comercial, fiscal e impositiva, que dinamicen los distintos sectores económicos claves de nuestro país.
Director de la diplomatura de Mercado de Capitales de la Universidad Austral y máster en Finanzas y Políticas Públicas (Universidad de Columbia).