Monseñor Faifer animó a los fieles a fijar la mirada en Jesús, que “recibió todo de las manos del Padre, pero no retuvo esa riqueza para sí, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor”.

 En esta Jornada Mundial de los Pobres, la liturgia coincide con la parábola de los talentos y en esa línea el obispo expresó que es una “advertencia” e invitó  a reflexionar sobre el espíritu: “con qué espíritu estamos afrontando el viaje de la vida”.

 “Hemos recibido del Señor el don de su amor y estamos llamados a ser don para los demás” subrayó y llamó al compromiso para que cada uno se comprometa “para estar cerca de algún pobre".

Más adelante en su homilía destacó: “Colmados de dones, estamos llamados a hacernos don. Nosotros, que hemos recibido tantos dones, debemos hacernos dones para los demás” animo.

Recordó las expresiones del Papa Francisco, pronunciadas con motivo de esta celebración: “Hermanos y hermanas, cuántos cristianos están enterrados. Cuántos cristianos viven la fe como si vivieran bajo tierra”.

Finalmente el obispo emérito exhorto a leer el mensaje del Papa que nos enseña “cómo actuar de forma concreta con y por los pobres” y unirse en la oración, pero sobre todo en la reflexión y en la acción sobre nuestra salida al encuentro de la pobreza en sus tan variadas formas de manifestarse en el mundo de hoy.-