Lo sostiene Marcelo Hanson, defensor de los imputados Daniel Oscar “Fierrito” Ramírez (49) y Mónica del Carmen Millapi (36).
Dice que en el procesamiento de los siete detenidos se habla de planificación pero "no explica cómo ocurrió todo".
La jueza federal de Goya, Cristina Elizabeth Pozzer Penzo, pareció darle entidad a la hipótesis del accidente como la génesis de la desaparición de Loan Danilo Peña (5), aunque la investigación parece lejos de estar cerrada. Sin embargo, son muchos los actores que plantean sus dudas a seis meses de un hecho que conmocionó al país y cambió para siempre a un perdido pueblo del interior profundo de Corrientes.
Son siete las personas que están detenidas y procesadas por el caso: Bernardino Antonio Benítez (38), Daniel Oscar “Fierrito” Ramírez (49), Mónica del Carmen Millapi (36), Laudelina Peña (46), María Victoria Caillava (53) y el ex capitán de navío Carlos Guido Pérez (63) están acusados de “sustracción de un menor de diez años”.
Al comisario Walter Adrián Maciel (44) se lo acusa de “sustracción, ocultamiento de menor de 10 años en concurso ideal con encubrimiento por favorecimiento real, calificado por la gravedad del delito precedente y su calidad de funcionario público, en carácter de partícipe necesario del primer delito y autor del segundo”.
En un extenso escrito en el que descarta que el hecho esté vinculado con el narcotráfico o la trata, la magistrada indicó que “existen ciertas sospechas de que Caillava y Pérez habrían levantado al menor tras un posible accidente o evento criminal para llevárselo fuera de la esfera de custodia de su padre, sin que sepa su paradero hasta la actualidad”. Eso habría ocurrido en inmediaciones de la escuela abandonada del paraje El Algarrobal y a sólo 400 metros del “naranjal”, en la localidad de 9 de Julio.
El razonamiento se basa en la prueba odorológica, que marca la presencia de Loan dentro de la camioneta Ford Ranger blanca del ex capitán de navío y su esposa. Y que a la hora de la desaparición, sólo circuló por ese camino la camioneta de Pérez y Caillava, que abandonaron la zona con la excusa de ir a ver el partido de River, que visitaba a Deportivo Riestra por la 5° fecha de la Liga Profesional.
La hipótesis tiene algunos puntos débiles: lo sitúa en una zona donde el camino es recto y no existe monte, motivo por el cual el conductor tenía una buena visibilidad. Difícilmente pudo haber sido observado por Laudelina, ya que entre la escuela abandonada y el acceso a la casa de la abuela Catalina el camino presenta una curva y contracurva suave, dificultando la visión.
El que salió a festejar el razonamiento de la jueza Pozzer Penzo fue el abogado José Fernández Codazzi, cuestionado por su intervención en el caso cuando asumió la representación de Laudelina.
“El procesamiento viene a reivindicar la hipótesis del accidente que planteamos. Desde un primer momento lo planteamos y sostuvimos”, afirmó. Para el abogado, esa posibilidad estriba en que en uno de los guardabarros se halló ADN masculino (no se pudo precisar si era de Loan) y en que los perros detectaron el olor del chico en la camioneta y el coche de Pérez y Caillava.
Sostuvo que mientras Laudelina sostenía en su primera declaración ante la Justicia Federal la versión del accidente, Macarena, bajo juramento, hacía un relato similar ante los fiscales.
Para Codazzi es llamativo que el celular del ex marino estuvo apagado durante 44 minutos en la tarde del 13 de junio. “Es posible que ese tiempo se lo haya tomado para descartar el cuerpo con el Ford Ka”, especuló Codazzi.
Por su parte, Marcelo Hanson, defensor de Ramírez y Millapi, sostuvo que la versión del accidente “no la cree ni un niño de cinco años. No coincido para nada con esa teoría”, insistió.
Para el abogado, en el expediente no queda claro si Laudelina presenció el supuesto accidente o si ve que levantan al chico en la camioneta para sacarlo de El Algarrobal.
Tampoco suscribe la hipótesis Ernesto González, abogado de Pérez y Caillava. Indicó que en el procesamiento a la jueza “se la ve dubitativa” y descartó que ese mediodía Pérez haya salido alcoholizado del almuerzo.
“Se habla de planificación pero también de un accidente pero no nos explica cómo ocurrió todo”, se quejó.
El caso Loan y el paso del tiempo
En 9 de Julio ya no se hacen las marchas semanales para exigir la aparición de Loan. La última fue a mediados de noviembre, cuando se cumplieron cinco meses.
José, el papá de Loan, todavía no se reincorporó a su trabajo.
La abuela Catalina sigue viviendo en El Algarrobal pero ahora cuenta con una cuidadora. En las últimas semanas viajó a la Basílica de Itatí para pedir por la aparición de su nieto.
Jorge Bertón, el hijo de Caillava, cerró los comercios que tenía en 9 de Julio y ahora sólo se dedica a la producción en sus campos.
La casa de Loan Peña dejó de ser el lugar de peregrinación de la gente de 9 de Julio, los carteles comienzan a evidenciar el paso del tiempo y los oficios religiosos en el corredor de la casa pasaron al olvido.
Cansados de los ataques en las redes sociales, los hermanos de Loan se llamaron a silencio y depositan toda su confianza en la investigación que realiza el perito José Mazzei.
MG Fuente: Clarin