La Escuela de la Familia Agrícola (EFA) Coembotá, ubicada en el Paraje Maruchas, celebra 29 años de una trayectoria única y transformadora en la educación rural.
Desde sus inicios, marcada por el modelo de la alternancia, hasta convertirse en una oferta académica integral, la institución ha apostado por la formación de jóvenes que hoy se destacan en diversos ámbitos, tanto en el campo como en la docencia, las artes y otros sectores profesionales. En cada una de sus etapas, las palabras y el liderazgo de la rectora Rosana Cardozo han sido faro y motor de este cambio.
En sus albores, la EFA Coembotá se erigió como la primera escuela de alternancia del departamento de Goya. En aquellos tiempos, la educación estaba fuertemente orientada a los hijos de productores y se caracterizaba por un innovador sistema: 15 días de clases en el establecimiento y 15 días en el hogar, respetando siempre el perfil de la familia productora. Rosana Cardozo rememora: “Cuando la EFA Coembotá se instaló en la zona del paraje Maruchas, fue la primera escuela de alternancia del departamento Goya. Ya existía una en el paraje de Santa Lucía, más precisamente en el Paraje de la Bolsa, y el sistema era bastante desconocido en nuestra región.”
Este modelo surgió en un contexto donde las opciones para continuar la educación secundaria en áreas rurales eran extremadamente limitadas, contando únicamente con colegios como el de Colonia Carolina y Buenavista, lo que obligaba a muchos jóvenes a abandonar los estudios y dirigirse a trabajos informales en grandes ciudades.
CRECIMIENTO Y EVOLUCIÓN
El primer año, en 1996, marcó el comienzo de un sueño educativo: casi 50 jóvenes, recién egresados de la primaria, se inscribieron para iniciar este proyecto. Muchos de ellos, en ausencia de otras oportunidades, se vieron obligados a trabajar en ciudades como Buenos Aires a edades tempranas. Rosana Cardozo recuerda con emoción: “Nosotros cuando inscribimos para ese primer año en el 96 fueron casi 50 chicos los que se inscribieron... Muchos de los chicos terminaban la primaria y se iban a trabajar a Buenos Aires, lo que significaba que niños de 12 o 13 años quedaban en el campo sin poder continuar su formación.”
Con el paso de los años, la escuela no solo se consolidó como un espacio de enseñanza secundaria, sino que se fue transformando en una institución que ofrece una formación integral, adaptada a las necesidades de un público que ha evolucionado junto a ella.
VOCACIÓN Y REGRESO
La EFA Coembotá no solo formó estudiantes, sino que también sembró la semilla de una vocación que ha hecho que muchos egresados regresen para contribuir con su conocimiento. Con más de 200 antiguos alumnos en su haber, la escuela cuenta hoy con docentes que fueron formados en sus aulas. Rosana Cardozo enfatiza: “La escuela secundaria vino a darle primero un permanecer un tiempo más en el campo. Tenemos más de 200 egresados y hay chicos que están trabajando muy bien en muchas provincias de Argentina. Inclusive tenemos chicos viviendo y trabajando en el extranjero, vinculados al campo, que es la formación que da nuestra escuela.”
La transformación no fue fácil. Inicialmente, las instituciones pedían docentes de la zona, pero la escasez de profesionales obligó a reclutar educadores de Goya, Santa Lucía y Reconquista. Hoy, casi el 50% de la planta docente son ex alumnos que, habiéndose capacitado en profesorado o en agronomía, han retornado para continuar con la misión educativa.
LA COMUNIDAD COMO PILAR FUNDAMENTAL
Uno de los aspectos más destacados de la EFA Coembotá es su estrecha vinculación con la comunidad. La escuela opera como una institución pública de gestión privada, regida por una asociación civil sin fines de lucro en la que las familias juegan un rol esencial. La participación de padres y madres se plasma en asambleas anuales, reuniones mensuales y consejos integrados por representantes de la comunidad. Rosana Cardozo destaca: “Nuestra escuela es una escuela pública de gestión privada. Los padres y las madres son los socios, y la importancia de las familias en nuestras escuelas es fundamental. Ellos son “propietarios” de nuestras escuelas y participan activamente en las decisiones diarias.”
Este modelo de gestión colaborativa refuerza el compromiso de la institución con el desarrollo del alumno, facilitando la organización de beneficios y la priorización de necesidades, a la vez que se enfrentan desafíos como la alta demanda de estudiantes y la limitación de espacios físicos.
EDUCACIÓN INTEGRAL
Aunque la formación agrícola es el pilar de la institución, la EFA Coembotá ha sabido diversificar su oferta educativa, abarcando áreas artísticas, deportivas y culturales que enriquecen la experiencia de los estudiantes. Desde la creación de un cuerpo de baile hasta la organización de encuentros y talleres en colaboración con el Instituto Argentino de Cine, la escuela se posiciona como un espacio que fomenta la creatividad y la integración de conocimientos. En palabras de Rosana Cardozo: “Nosotros decimos que la formación en la EFA es integral, que tiene que abarcar todos los aspectos de la persona. La formación en el arte, en la educación física y en otras disciplinas es parte esencial de lo que somos. No es solo aprender lo agrícola, sino también desarrollar otras capacidades y explorar nuevas facetas.”
Entre los proyectos más memorables se cuentan la radio itinerante, que permitió una experiencia única en comunicación, y la realización de videos institucionales que han llevado el nombre de la escuela a escenarios nacionales y provinciales.
ALTERNANCIA
La esencia de la educación de alternancia sigue vigente, cimentada en la idea de que el aprendizaje se enriquece con la experiencia directa en el entorno familiar y rural. Según Rosana Cardozo: “El sistema de alternancia se cimienta en la colaboración de tres pilares: el grupo de alumnos, el equipo docente y la familia. Son como tres patas que sostienen el sistema y que no podemos movernos de ahí.”
El modelo se refuerza con herramientas como las visitas domiciliarias y las reuniones zonales, que permiten a los docentes conocer de cerca las realidades y desafíos de las familias que se encuentran en zonas a menudo aisladas, extendiéndose hasta un radio de casi 100 km. Este acercamiento no solo facilita el seguimiento académico, sino que también fortalece el tejido social, permitiendo conocer las expectativas y sueños de cada comunidad.
La proyección de la EFA Coembotá trasciende las fronteras del territorio, evidenciada por el retorno de egresados que hoy trabajan en el extranjero en diversas profesiones. La escuela se ha consolidado como un referente en la formación agrícola y humana, impulsando un cambio regeneracional en el que jóvenes, formados en el entorno rural, optan por la docencia y por otros oficios especializados. Rosana Cardozo resalta: “Muchos de nuestros egresados han regresado como profesionales a nuestra escuela, lo que refuerza el legado de la formación agrícola y humana que ofrecemos. Este cambio regeneracional es fundamental para mantener vivo el proyecto educativo.”
El desafío actual se centra en la constante actualización de las metodologías, en la ampliación de espacios físicos para atender la creciente demanda y en la integración de nuevas tecnologías y herramientas pedagógicas que acompañen a los estudiantes en un mundo cada vez más globalizado.
MIRADAS AL FUTURO
La EFA Coembotá se proyecta hacia el futuro con la convicción de que la educación es el motor del cambio. La institución se prepara para enfrentar nuevos desafíos, como la ampliación de la infraestructura, el fortalecimiento de la formación integral y la continuidad del modelo colaborativo que involucra a docentes, alumnos y familias. En palabras de Rosana Cardozo: “Cada nuevo ciclo lectivo es una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con la formación integral y para seguir trabajando de manera colaborativa, sin perder de vista nuestras raíces y la esencia de la alternancia.”
Durante casi tres décadas, la EFA Coembotá ha demostrado ser más que una escuela: es un espacio de encuentro, de crecimiento y de transformación social. La mirada retrospectiva, impulsada por la pasión y el liderazgo de Rosana Cardozo, revela un recorrido lleno de retos superados, logros alcanzados y sueños cumplidos. Con una sólida base en la educación de alternancia y una apuesta decidida por la formación integral, la escuela se mantiene como un ejemplo de innovación y compromiso en el ámbito rural, forjando a los protagonistas del futuro y fortaleciendo el tejido social de la región.
Dirección de Prensa – Municipalidad de Goya.