Nacional, Tuesday 8 de April de 2025

Imagino que escucharon, leyeron o vieron la explicación de Jimena Barón revelando en la red social X por qué no le compra un celular a su hijo, "Momo", lo que mereció muchas críticas y cuestionamientos, que nunca faltan para estar a la orden del día.

Gente que entra en las redes sociales y contesta, responde, interactúa, polemiza. En este caso, en una publicación en X, la cantante y actriz dijo: "Ayer tuvimos esta charla con Momo, 11 años, muchos amigos de él ya con celular y Whatsapp. Yo le dije que el celular con Whatsapp es para cuando él tenga una independencia que justifique el necesitar comunicarnos por ahí y de esta manera dejarme tranquila como mamá. Aún no tiene esa independencia, tiene 11 años, por ende, aún no es necesario el Whatsapp en el celular".

También habló de los peligros de la pérdida de control con respecto a chats y contactos directos. Lo entendió, veremos cómo sigue. Ese comentario se viralizó, muchos la titularon de mamá antitecnología. Ella respondió: "No soy para nada una mami antitecnología, Momo juega con la Playstation y ahí hay un chat que cada tanto tengo que estar controlando con quien se habla, como adulta considero que hay que regular la cantidad de espacios riesgosos".

Recientemente, el doctor Enrique Orschanski me dijo: "¿Vos dejarías a tu hijo o a tu hija de 6 o de 8 años cruzar una autopista solo o sola?". Una metáfora de lo que significa dejar a tu hijo o a tu hija solo o sola en las redes. Muchos le dijeron a Jimena Barón que hay un montón de chicos y chicas de 11 años que tienen Whatsapp en su celular. Y ella contestó: "En mi época todos miraban Socorro 5 y a mí no me dejaron, como tantas otras cosas, y yo sigo viva. Si todos se tiran de un puente, ¿vos también te tiras de un puente?".

El tema del puente, y muchas cosas que vos no entendés hasta que no te toca estar en esa situación. Lo que pasa es que la ola cada vez es más grande, nos tapa todo, nos moja a todos. "¿Cómo no lo vas a dejar? ¿Cómo no va a ir de viaje? ¿Cómo no le vas a comprar?...".

Cierro con una nota relacionada al tema, no de Jimena Barón, sino del uso de los dispositivos y celulares. Firmó el sábado Graciela Baduel en Clarín, en la contratapa, y se titula "El celular insaciable". Para que veamos un poco lo que hacemos nosotros, que ya lo sabemos, pero a mí me sorprendió leerlo.

Nosotros los adultos, lo que hacemos nosotros. Y dice así la nota: "Ya no llevo las tarjetas conmigo, las tengo en el teléfono". Eso me dijo hace poco una amiga. Caí en la cuenta de que sí. Si uso las billeteras virtuales que tengo instaladas, no necesito cargar con los plásticos, ni siquiera llevo la billetera.

Tampoco me hacen falta las versiones físicas del DNI, el carnet de vacunación, la tarjeta de embarque si voy a viajar. Todo cabe en este aparatito de 15 por 7 centímetros. Voy por atrás y repaso todo lo que fue quedando en el camino, devorado por el celu.

A saber, agenda, libreta de teléfonos, direcciones, mapas, guías, GPS, calculadora, cámara fotográfica, de video, grabador, contestador telefónico, reloj pulsera, reloj despertador, linterna, diccionario, recetario de cocina, álbum de fotos, cronómetros, servicio meteorológico, reproductor de música y de TV, de cine, de video, calendario, libretita para notas, credenciales varias, obra social, club, universidad, y ahora también las tarjetas de crédito y la sube.

"Saque el teléfono de la habitación", aconsejan los higienistas del sueño, los terapeutas de pareja y los coach. Nada más difícil. De la cartera de la dama o el bolsillo del caballero, el aparatito pasa a la mesa del comedor, a la cocina, al baño, al escritorio, y de ahí va derecho a la mesa de luz.

Ponemos la alarma, chequeamos qué hora es antes de acostarnos. También el pronóstico, por si quedan ventanas abiertas y hay una tormenta de madrugada, de mañana la rueda vuelve a girar. La hora, el estado del tiempo, el WhatsApp, los mails, las historias de Instagram.

Las neurociencias le dan la razón a los que dicen, hay que sacar el celular un ratito, aunque sea una hora, dos por día, usarlo menos. El tiempo pasivo frente a la pantalla es como comer azúcar: "Te gusta y querés más, pero en realidad no te estás alimentando". Eso dice un blog del Programa de Medicina del Estilo de Vida de la Universidad de Stanford en Estados Unidos.

Y propone actividades posibles, muchas. Además de desayunar, sin el celular, llamar a un amigo, meditar, escuchar música, leer, tomar sol. Y podemos agregar muchas, muchas más.  

Fuente: C3