Misiones, Tuesday 4 de June de 2013

“¿Por qué nos preocupa el dólar si nuestros salarios son en pesos y nuestros gastos también?” se pregunta y nos explica el Licenciado en Economía (Unam) Federico Villagra.

Por Lic. Federico Villagra. En la historia argentina el dólar ha sido centro de las polémicas, decisiones políticas, interminables charlas de cafés, preocupaciones de la sociedad sobre su precio y las expectativas generadas sobre su evolución.  Pero ¿por qué nos preocupa el dólar si nuestros salarios son en pesos y nuestros gastos también? Así como en eventos cotidianos Doña María le compra al Verdulero Juan en pesos, el verdulero juan compra la carne en pesos y así sucesivamente.

La respuesta a este enigma no está en el consumo sino en el ahorro y en la inflación. Generalmente y ante las pocas opciones de inversión y al no tener un sistema financiero consolidado que canalice los ahorros, en la Argentina el dólar se ha convertido en un refugio como inversión o resguardo de la riqueza de los pequeños y grandes ahorristas. Actualmente las alternativas que quedan para canalizar los ahorros de las familias son muy pocas. El público común que desea ahorrar y protegerse de la inflación solo encuentra seguridad en los dólares. ¿Por qué motivo?Porque el dólar cumple las tres cualidades principales de una inversión: es rentable, es líquido (se puede disponer inmediatamente) y tiene riesgos mínimos de pérdida.

Asimismo históricamente aquél que apostó al dólar nunca perdió. Hoy en día nadie piensa que el dólar pueda bajar, porque el dólar siempre tuvo tendencia alcista en la Argentina.  En este sentido no existen opciones de inversiones rentables  en procesos de inflación: el plazo fijo paga intereses menores que la inflación real, el mercado bursátil no está desarrollado en la Argentina y tiene poco prestigio por las crisis internacionales. Entonces como las opciones de inversiones son muy pocas como está pasando actualmente. Solo nos queda consumir todo nuestro ingreso disponible por las expectativas de que los precios suban, o comprar dólares en el mercado negro.  

Pero el talón de Aquiles del dólar es el país que lo emite. Estados unidos últimamente a empapelado el mundo de dólares con emisión monetaria para sostener su déficit fiscal (gasta más de lo que recauda) y comercial (compra al extranjero más de lo que le vende). En este sentido y por un razonamiento lógico el dólar echa por tierra todas las proyecciones y tendencias alcistas en el cual Estados Unidos viene depreciando progresivamente su moneda, que a diferencia del peso argentino el impacto no es tan brusco porque tiene aceptación mundial y todos los precios internacionales son en dólares.

Finalmente ¿qué podemos hacer con nuestros ingresos en pesos con una inflación constante y sonante? El dinero circula para comprar bienes, si los bienes son los mismos y circula mayor cantidad de dinero, los precios suben. Esto ocurre con las propiedades  que al tener una oferta  fija  no pueden expandirse y su precio sube más deprisa que los “los dólares estadounidenses.” La opción por excelencia son los inmuebles: las propiedades crecen de precio como mínimo un  35% anual tanto por la inflación misma como por el desarrollo urbano de obras y nuevos servicios, es una inversión segura, es una inversión en un activo real que en la Argentina no da marcha atrás. Brinda dos tipos de ganancias: flujo de efectivo (porque se la puede rentar) y ganancia de capital (compro  retengo y cuando sube de precio la vendo).

Por otro lado la financiación bancaria aquí juega un papel importante porque sirve de apalancamiento para la economía real facilitando el acceso a aquellas personas que no poseen todo el capital para comprar de contado. Es un hecho de que la tasa de revaluación de las propiedades superan ampliamente los intereses bancarios que se pagan si se compra un inmueble financiado. En otras palabras el que compra financiado paga una tasa de interés real negativa con relación al revalúo de las propiedades. En conclusión: En la Argentina los inmuebles son en las inversiones como la democracia al sistema político y mientras el dólar oficial sube por la escalera los inmuebles suben por el ascensor.